Amaneció el día con un sorprendente viento poco habitual por estos lares (valga esto para la numerosa asistencia que ha venido de cualquier parte de España). Menos mal que a medida que iba transcurriendo la mañana Eolo remitió y el día se quedó apacible al menos hasta que el sol se metió y el frescor de la noche se dejó sentir.

La primera misión fué averiguar el puesto que cada uno tenía asignado, para ello en la entrada a mano izquierda se habilitó un tablón de anuncios donde estaban sujetas las listas con esa información.

Después se subía a la cafetería y en el despacho que hay a mano derecha te daba la bienvenida el encargado de verificar la inscripción, éste te daba el dorsal y el formulario que había que rellenar con la información de la persona y la relativa al arma con la que se tira.

De ahí debías de acercarte a la sala de control, donde entre tres árbitros te controlaban el peso del gatillo, te verificaban el número del arma, las gafas y el calzado para confirmar con un sello que todos los objetos cumplen los requisitos requeridos por la normativa vigente.

El resto se trata de aprovechar la ocasión que tiene cualquier tirador de entrenar en la víspera en el lugar y con la luz que al día siguiente tiene que luchar.

Desde primera hora conforme iban los tiradores pasando los diversos controles, la galería de tiro se iba llenando de los muchos participantes que no querían dejar pasar esta oportunidad.En esta galería se encontraban dos árbitros realizando la función de orden y control, facilitando a los tiradores las dianas para las pruebas e incluso los imperdibles necesarios para sujetar el dorsal en la espalda de cada tirador.

Un sincero agradecimiento a todos los árbitros que en su cometido han sido muy educados y a veces pacientes ante la ignorancia de algunos de nosotros nuevos en estas lides.

Las fotos que a continuación se ponen quieren hacer de espejo a lo escrito.