Vimos a lo lejos, cofundida con el polvo del camino y una espesa niebla, una pequeña luz, que sin desmayo, con tesón, ilusión y trabajo, llegamos hasta ella, no sin atravesar antes tortuosas sendas llenas de dificultades. Gracias por vuestra confianza, por vuestro tesón casi siempre incomprendido por muchos, pero ello ha hecho posible, no os quepa duda, que el objetivo principal de nuestro Club se haya cumplido. Han valido la pena las lágrimas que brotaron muchas veces de nuestras almas, porque ellas han hecho de nuevo brillar otra vez vuestros corazones.

Felicidades a todos sin excepción.

Pero dejadme que sea a vosotros, los integrantes del Club Turia en los recaiga con mayor fuerza ésta felicitación. Porque no os habéis desanimado, porque os habéis mantendio unidos en la esperanza.

Ahora queda mucho camino por recorrer. No cejaremos en que cada uno de nosostros se convierta en un verdadero campeón de éste querido deporte. Lucid con honra vuestro uniforme con el escudo del Club Turia, porque cuando alguno de nosotros recibe un trofeo en competición, no sólo lleva implícito el merecimiento a su sacrificio de entrenamiento personal. Cuando alguien de nosostros recoge un trofeo, un trocito de nuestro corazón se une a él, porque no son sólo importantes, aun cuando lo son y mucho, los dieces en diana, si no que es más importante vuestra amistad, vuestro amor por el tiro, vuestra ayuda incondiconal para mejorar y no sólo como deportistas sino como personas. Dejadme que, sin merecerlo, aúne el sentir de todos vosostros y me haga eco del ilusionante futuro que nos queda por delante.

Mil gracias, insisto, a todos sin excepción.

Luis Verdú Sancho